Retomamos el trabajo con los grupos de ARTE+ARTE en septiembre y continuamos hasta finales de diciembre. Proseguimos el camino iniciado, con alegría, asombro y mucha ganas; también con la incorporación de nuevxs Mitoterxs, colaboraciones y alianzas en los territorios de Polígono Norte y Polígono Sur. Os compartimos la experiencia transitada, los aprendizajes y retos en esta segunda crónica.
Esta segunda etapa estuvo más centrada en el trabajo a través del teatro como herramienta para la transformación y construcción social, aunque seguimos incorporando elementos musicales y rítmicos y percutiendo los instrumentos creados en la primera etapa. Los juegos teatrales, el teatro sonorizado y el empleo del sonido nos acompañaron a lo largo de las distintas sesiones.
Nuevos retos, nuevas oportunidades
Durante el proceso surgieron nuevos e importantes cambios que pusieron a prueba la flexibilidad y capacidad de adaptación del proyecto ante escenarios inesperados, y que visibilizaron la confianza y el deseo de quienes lo han acompañado y enriquecido.
En el mes de septiembre, nos encontramos con el cierre de Factoría Cultural en Polígono Sur y, de este modo, el proyecto dejó de contar con la alianza que habíamos creado y reforzado durante la primera fase del proyecto. El tránsito del proyecto en el territorio se vio afectado y, a priori, el cambio impactó negativamente sobre muchos de los logros alcanzados a lo largo de meses de trabajo conjunto. Las niñas y los niños de las Vegas que habían estado participando en el proyecto, ya no contaban ni podían acudir al lugar de encuentro de referencia.
Esta situación nos forzó a realizar una búsqueda contrarreloj para identificar nuevas alianzas y posibles colaboraciones en el territorio. Necesitábamos una entidad colaboradora y una sede que fuera el lugar de creación de las y los Mitoteros. ARTE+ARTE se trasladó al Centro Cívico el Esqueleto, que nos hospedó y fue, desde este momento, el nuevo lugar.
Aunque El Esqueleto se encuentra a escasos metros de Factoría Cultural, no deja de ser un lugar diferente, con lineamientos y formas de funcionamiento específicas que no respondían a las necesidades de colaboración de ARTE+ARTE. Sólo habíamos solucionado el dónde. En este sentido, sabíamos que El Esqueleto era un reto y también una oportunidad y agradecemos que nos hayan permitido el empleo del espacio para continuar con el proyecto.
Ahora bien, las y los niños de las Vegas, población que participó durante la primera etapa del proyecto, eran el motor y en este sentido, El Esqueleto se convertía en un reto; no era un lugar de referencia, común para ellas y ellos.
Nos acercamos a los Boom, una entidad que lleva décadas trabajando en el territorio y que nos apoyó y sirvió de enlace para entrar nuevamente en contacto con las y los niños de Las Vegas. Nos acompañaron en la llamada a terreno, poniéndonos en contacto con algunas de las familias, niñas y niños; obtuvimos una buena respuesta, pero fue imposible rescatar al grupo que venía formando parte de Mitote. Se conformó uno nuevo.
En Polígono Norte continuamos nuestra colaboración con las asociaciones Manos Abiertas con Norte y Tetoca Actuar. Manos Abiertas nos propuso reiniciar con un nuevo grupo. Con TeToca Actuar valoramos la oportunidad de invitar a participar en el proyecto de forma abierta y voluntaria al alumnado del IES Esperanza Vieira. Esta estrategia, que buscaba potenciar la participación de las y los adolescentes del barrio, resultó idónea; respondía mejor a las dinámicas propias del territorio, ya que muchas de las y los adolescentes que participaron, no lo hubieran podido hacer de otra forma. A muchas y muchos de ellos, sus circunstancias familiares les impiden participar en actividades vespertinas. Se conformó un grupo diverso, participativo y entusiasmado.
La situación
Nueva etapa, nuevos grupos, reiniciamos. Trabajo de construcción de grupo, confianza, escucha activa, comunicación, reconocimiento, nuevas barreras y ¡adelante! Nuevos saberes, nuevos asombros, intercambios, descubrimientos y de nuevo, adaptando procesos, mecanismos, buscando y encontrando alternativas para dar respuesta de la mejor manera a los diversos escenarios que iban surgiendo y a las necesidades específicas de los y las nuevas Mitoteras.
Dentro de todo este cúmulo de situaciones inesperadas y de readaptaciones, se divisaban nuevas las oportunidades. Todo el aprendizaje de la primera etapa estaba con nosotras y nuestras aliadas, y eso nos permitió actuar de forma más eficaz y pertinente. En el centro de ARTE+ARTE se mantenía el impulso de crear una experiencia única, enriquecedora, que mantuviera el corazón contento, con el arte como herramienta para crear, construir, aprender, crecer, tomar conciencia, manifestar…
La mayor parte de las niñas, los niños y adolescentes participantes no habían tenido una experiencia previa de creación a través del cuerpo, pero no dudaron en darse a ello y poco a poco fuimos saltando obstáculos y experimentando nuevas formas y posibilidades de expresarnos, comunicar y de entender la realidad que nos rodea. Desde el inicio, la asistencia y participación en los nuevos grupos fue más regular, lo que permitió que el trabajo conjunto fuera más fluido.
Durante esta etapa seguimos poniendo en valor las propuestas creativas que requieran la participación activa de la comunidad, de las aplicaciones socialesdel arte, de las alianzas y colaboraciones, de emprender y resignificar el espacio y las relaciones que se dan en él.
Poner el cuerpo
El teatro demanda aspectos que resultan maravillosos cuando el objetivo es plantear nuevas formas de construcción de una/o misma/o, del grupo y la realidad. Permite ensayar contextos, plantear, reflexionar y hallar donde menos sospechamos; el auto aprendizaje sucede y la construcción identitaria surge. Se evidencia y observa ese transformar mientras me transformo.
El juego teatral desencadenó discursos, mostró máscaras, rompió roles y nos ayudó a ser y sentirnos como grupo. Transitamos distintos juegos, con distintos objetivos y resultados, muchos de ellos inesperados e impactantes.
En Polígono Sur abordamos los lazos que unen y que nos permiten ser y estar; las cosas que suceden, las cosas que queremos que sucedan y las cosas que no sabemos que suceden. En este contexto, las niñas y los niños, manifestaron una increíble necesidad y capacidad de aprender, de descubrir, de imaginar y de manifestarse. Voluntariamente solicitaron retomar la creación de ensambles y el empleo de instrumentos musicales reutilizados. El teatro, la música y la alegría fueron nuestra guía. En esta etapa, las familias se involucraron y comprometieron más y ello fue una de las razones que facilitó una participación más regular.
En Polígono Norte, con el grupo de adolescentes, la experiencia fue una sorpresa continua. Nos aproximamos a los procesos migratorios, poco a poco. Fue especialmente llamativo seguir la evolución del grupo. Cómo comenzaron y cómo terminaron abordando el tema. Lo que inició siendo tratado como algo superficial por incómodo, acabó permitiendo descubrir historias que se hayan no muy lejos de su propia experiencia y vivencia. Las reflexiones se expresaban a través del cuerpo y la palabra, en la escena, con el resto de las y los compañeros. El miedo a ser juzgadas y juzgados fue diluyéndose y ello permitió que afloraran disertaciones y que cada quien pudiera construir su personaje desde el aprendizaje propio y la investigación.
En el grupo de niñas y niños de Polígono Norte, el tránsito fue más complejo. Las niñas y los niños participantes se dieron al juego de la creación y fueron construyendo su personaje. Las dinámicas y juegos teatrales contemplaban, sobretodo, el trabajo de la escucha, la empatía y la fluidez. De manera pausada, aunque continua, fuimos viendo que los movimientos de los animales en escena eran más respetuosos, más cuidados y cuidadosos, más atentos y en sintonía con el resto del grupo.
En este construir a través de la escena, se manifestaban nuevas formas de entender, de relacionarse y de valorar al otro/a.
Como propuesta de cierre de esta segunda fase, acordamos realizar ensayos generales al interior y que los logros quedaran entre el grupo, sabiendo que, inevitablemente y aunque no seamos conscientes de ello, estos trascienden mas allá, contagian a quienes nos rodean de uno u otro modo.
Y una vez más, en todas las experiencias, comprobamos la potencia meta discursiva y trascendente del arte.
Durante estos meses hemos seguido profundizando en el maravilloso poder transformador del arte y comprobado que los proyectos que evocan al arte como herramienta de transformación social, son sumamente sensibles y sutiles. La atención debe ponerse en el proceso, ser capaz de ver más allá de lo puramente estético, cuestionar y evaluar íntimamente y observar para poder fluir y contribuir a los planteamientos que la comunidad de creadores va resolviendo, que son infinitos en las infinitas formas de narrar, referirse y estar en el mundo. Y en ese momento, cuando aparece la magia, juntxs encontramos los mejores caminos.
¡¡¡¿¿¿DÓNDE ESTÁN LXS MITOTERXS???!!!